Viajeros de tránsito por la matriz de Occidente

Fuente Literaria/Relatos de Ciencia ficción/ N° 54

Llegue de una manera azarosa al Castillo, totalmente disfrazado para no ser detenido por los secuaces del dictador. Simplemente, la guerra acá tiene sus cuatro vertientes y el aparato militar es uno solo, la represión. Aquí no se sabe quién es militante o terrorista. Es una lucha incansable por decir la verdad, todos han falseado los datos y almacenados en los bigdatas. Logre aterrizar flanqueado por militares y con las manos vendadas al quemarme por reparar uno de los motores de la nave. Todo lo que viene sucediendo en mi planeta tiene un valor gráfico.

Todo es debatible y el cerco económico es cada día más cerrado. Hay que indagar más y los sapeadores abundan, todo es vigilado y controlado por el Estado- Nación.

El castillo esta sobre una planicie en un contexto totalmente urbano. Los hijos de los magnates residen en EEUU, a todo lujo y, es que los sondeos lo manifiestan claramente, es un triángulo es cerrado y solo es el pobre, el que sufre estas turbulencias muy amargas.

Todo es un correr en la Torre Este, son reuniones y más reuniones porque los rebeldes desean conservar el poder y, estamos en una crisis novedisima como en los años cuarenta, Cada día somos más vulnerables y las medicinas son costosas y los alimentos no llegan a cada grupo familiar.

Todos tienen una esperanza en solventar la situación económica. Pero, las comunidades se encuentran muy afectadas, son veintitrés años de una continuada apelación entre el ala derechista e izquierdista, pero, no siembran y la semilla se pierde, a la vez, en los galpones del gobierno hay productos de la industria. Contrate tres chinas para que ayudasen en la elaboración de datos y comida fastuosas, pero, que en el mundo occidental no estamos acostumbrados a comer del mismo.

Las mujeres sacan sus pañuelos verdes, es el feminismo. Los trans se declaran en huelga y marchan por la ciudad. Dando gritos por su malestar espiritual, todos corren a la Iglesia y aprender a levantar una oración

Llega una lancha y en su interior pescadores, llegan asustados han visto grandes barcos con cohetes que se desplazan por la costa, creando niveles de alarma por cuarentena, ahora todo es peligroso, cuando no escucharon nuestras voces como comunicadores sociales y no fijaban argumentos sobre lo sucedido fuera de los territorios, una gran pandemia, resultado del egoísmo del género entre sí y la naturaleza daban sus resultados, desde el primer sonido de alarma que se dio en 2015 y nadie escuchó la voz de los cielos, los pescadores traían una camada de jureles y sardinas

La selva, está llena de secretos, es el existir, la hipocresía inunda a la humanidad y el desprecio una constante, es duro observar el alrededor nuestro y visualizar mentiras y actitudes erráticas de nuestro entorno.

Ese domingo, en la cocina solo se escuchaban susurros de las mujeres de servicio, habían extendido la cuarentena por unos días extras y en mi alcoba, recordaba mis breves pasos por los puestos de salud, tantos que construyo el pasado regente de gobierno, para permanecer hoy, cerrados y en manos de un personal no médico, en oportunidades eran dormitorios y las camillas eran colchones de los visitantes que se largaban muy temprano, luego de un conversatorio o fiesta, donde el licor era el visitante más atrayente. El desayuno, debe ser ligero porque pronto llegaría del Ártico, una manada de lobos siberianos para ser vigilantes de la Torre Norte. El garaje donde estaban las naves espaciales estaban aseguradas sus puertas con grandes cerrojos, hechos por un visitante de una Constelación muy diferente a la nuestra, compuesta por diez satélites y mil naves de guerra controladas por robots.

En la noche, los espíritus se sentían entre la neblina y los provincianos se acercaban para ver los cadáveres a través de una gran ventana de cristal y las flautas, dejaban esparcir sus sonidos. Las murallas eran altas y los dragones no permitían que nadie se acercara, muy cerca de la cocina había un pasadizo secreto que llevaba a tres grandes dormitorios, donde descansaban los niños, hijos de los mayordomos y cocineros del castillo, porque nadie podía salir, nunca podían fijar casas fuera del territorio del mismo.

La gente, entre la neblina tiene su propio idioma. Esta pandemia fue avisada por EEUU, pero, de una manera solapada, sus cuestionamientos hacia los chinos y viceversa por unos aranceles, obviaron todo, los laboratorios tejían sus fortunas y a la oligarquía no le interesa los pobres, seguirán siéndolos, somos conejillos y toman esclavos de La Tierra y los llevan a Xianus para ser esclavizados y observen nuevas experiencias, aquí cada científico es un regidor y el presidente Trump no cerro las rutas como primera potencia militar y Rusia, como viejo oso, solo esperaba resultados para actuar. Ahora hay que esperar, porque del planeta Tierra, solo salen ofensas del rey, sin mayúsculas, porque se extravió de sus propios planes y todo quedó al descubierto, son unos farsantes.

Solo resta días de hambre y consternación, hasta que Jehová, el dueño de todo cumpla con sus requerimientos dados en un Libro negro, llamado Biblia, en la ciudad más nombrada está acabando con las minorías y golpeados por las clases altas, deben morir, ese es el fin, es un desequilibrio enorme, solo van a trabajar. Y se residencian en suburbios.

El sistema sanitario es pésimo. Como el comunismo. Desviaron su concepción literal, crearon la pereza y flojera, no el trabajo creativo en las grandes empresas corporativas e industrias.

Es el populismo, estamos gobernados por populistas, militares que no cuidan fronteras y territorios, les gusta estarse donde hay grandes almacenes de alimentos. Flojos, al igual que los civiles, no les gusta sembrar, fomentar semillas y sin semillas vienen pandemias y hambrunas, simplemente no hay comida para nuevas generaciones.

Las arqueras se colocan en sus puestos de vigilancia y las estufas prendidas en mi dormitorio, empiezan a apagarse y dejan que el viento se lleve los microorganismos negros del lugar.

El Consejo de Seguridad debe actuar rápidamente, a los maestros y docentes le quitaron su seguro médico, sus centros de medicina son locura, pagados por ellos en una caja de ahorros, llegan miles a ser atendidos, menos ellos. Es un desorden estructural.

Hay que poner orden y enfrentar esta crisis y envíen naves sanitarias para enviar a los muertos a los reptilianos y a los enfermos a las islas de limpieza espiritual y sanitaria.

Al rey de la comarca, le restan pocos días, las tribus de indígenas y civiles empiezan a inquietarse apadrinados por la nave madre que se acercan a los lugares de infección social, moral y sanitaria. Un caos.

En mi estadía en San Felipe, aprendí el truco de la tele transportación con señor oriundo de ese lugar que residía vía al parque de exposiciones, su casa estaba dividida en tres niveles y cuando le llegue a visitar me envió con uno de sus hijos al último nivel, donde había un altar con dos calaveras, velas prendidas y un lote de libros y más allaita una cama portátil., rápidamente, tomé mi cuaderno de anotaciones para copiar literalmente, lo descrito en los textos..

Todo es una actitud mental. Esto, no es ilusionismo, sino ejercitar el talento dado por Dios, Jehová, para el bienestar de la sociedad, nunca para ocasionar daño.

En la tarde de mi llegada por el Terminal de pasajeros de San Felipe, luego de ir al mercado a comprar víveres, me invito al cementerio y me paseo por las tumbas de los principales difuntos de la ciudad, había que vencer el miedo y lo inexplicable para reconducir el temor.

Al miedo hay saber usarlo, es de decisión.

Con el correr de los días, me dio un talismán de San Francisco y que fuese a la Catedral, pidiese dos litros de agua bendita y le dijera al sacerdote que me tradujera unas oraciones en latín al español, en el liceo, estudié latín y adquirí un diccionario del latín al español. Menos mal que lo rescate de manos de una cristiana evangélica que se lo había prestado y ya eran cinco veces que se lo había pedido.

Esto, me recordó mis días en el Alto Orinoco, tierra de cascada de agua, los indios siempre me daban una bola de resina preparada con árboles del lugar de color blanco que eran colocadas e manos y pies., donde era fácil cruzar las rocas mohosas y pasar las cataratas, hoy, estas tierras tienen dueños, son los chinos y rusos. Alguien debe pagar con cárcel, todo este ecocidio en el Alto Orinoco.

A lo lejos, se observaban los Tepuies.

Muchos años atrás, pasando a vuelo raso, se escuchaba el correr del río, las cataratas, el aullido de los monos y pájaros. En los shabonos en el centro del patio, se observaban algunos regalos de la gente que residía en las grandes ciudades.

Los indígenas, preparaban yopo para preparar los rituales de cada ceremonia. En nuestra cultura, era otro tipo de fiesta y bebidas, algunas veces entre los invitados lograban entrar otras personas, ajenas al grupo. Mi permanencia en La Misión Río Orinoco fue de bendición junto a John Pince y Mildred Livingston., cuya imagen permanece conmigo mediante una fotografía.

El señor Aparicio fue un mentalista y espiritista, pero, pensaba ir al cielo con una gran imagen de La Coromoto en el segundo nivel de la casa, transcurridos unos meses, me indicó que no volviese a su casa, porque yo tenía un cerco espiritual que él, no podía romper. Simplemente es el Espíritu Santo que abriga en mi alma como discípulo de Jesús. El rey, ahora diserta por los siete canales que posee, todas las tardes, quizás piensa que es un actor de cinemateca, así son todos quienes desean perpetuarse en el poder

Las ceremonias, fiestas, rituales en todas las partes de la Tierra, cumplen sus fines, agradarse y contemplar la hermosura de nuestra antropología. Hasta los mentalistas, tienen sus fiestas.

El alma hay que verla con el corazón. y llevar al espíritu hacia lo más alto para alegrar el Reino de Dios.

Lo más increíble es que llevo cuarenta años esperando a un cristiano evangélico que visite mi hogar para elevar una oración, mientras los indígenas venezolanos en el Amazonia oran constantemente a sus dioses y cumple con los rituales. De verdad, lo que sucede en el mundo es tomar palco.

A muchos, se les ha escapado el alma del pecho y andan como muertos, simplemente nadie sabe nada de nada, ni siquiera de esta pandemia., usan ropas hediondas, como los habitantes del planeta ruhatón, seres miserables sin conciencia que se alimentan de carroñas.

El nabab, se convierten en seres desconocidos, porque son demonios y lanzan al viento sustancias virosas que traen enfermedades endémicas que se convierten en pandemias. Todos adoran a las figuras de cera y yeso y están condenados a la muerte.

Logré subir a un tepú y tomar de mis manos un huevo de cristal de la gran águila hembra que circundaba los cielos de la Misión Evangélica Rio Orinoco. A los meses traslade ese huevo al Castillo, y lo deje bajo la custodia de los minotauros y cinco arqueras, de un total de veinte y cinco y de seis dragones, traídos dela vieja China, en la segunda guerra de la galaxia.

Lo más difícil para mí es viajar al mundo de los espíritus para ser probado, como aquella noche que comprendí que nuestro cuerpo era pura electricidad, creado a la perfección, solamente hay que agradar a Jehová y no degustar animales inmundos. Hay suficiente verduras y montes verdes para desarrollar la cognición, alimentarse de carne es un atraso y nos apura a la muerte.

Cuesta, luchar y adversar la ignorancia. El existir es como un sueño colectivo, cuando estaba en La Goajira en la choza amplia de mi abuela que, luego se mudó a San Francisco para dormir en Mérida en un ancianato, es un recorrido largo y, así es nuestras vidas, pero, hay parte de un género que desea caminar sobre los hombros de los demás y parecen unos animales totémicos. Estando a que mi abuela por parte de papá, había wayoo que se tomaban una pócima de chicha amarga para iniciar sus rituales y entre panderetas, tambores y flautas artesanales, comenzaba el gran baile y festín, hasta quedar lanzados en el suelo para visionar sus magias. La consejera del Castillo, me expresó que era el momento para iniciar el escalado de un Tepui para lograr los huevos de los dragones y traerlos para madurarlos con una hembra y buscar en ellos la nueva generación, que debe ser más fuerte, porque es el cumulo de enfermedades en el aire, bacterias y virus químicos que bajaran el promedio de vida de los seres existenciales es una guerra entre países desarrollados, sin importarles la nación, el pueblo. Pocos, saben de la jerarquía social.

La nave más pequeña, remonto vuelo y ya al atardecer, antes de cerrar los portones, aterrizó la más pequeñas de las naves con el preciado regalo de los dioses, los huevos de dragones y ya la hembra más joven estaba dispuesta para empollarlos y ver las crías.

La gente de la comarca, suelta sus garras y se descubren, asimismo, visualizamos su falsedad y gigantesca pereza por trabajar, desean alimentarse de los oprimidos, abusan de la amistad. Constituyendo el país en un caos.

Me distancie del curandero de San Felipe y regale tres cajas de libros induces, sobre Hare Krisna, pero una de las cajas, eran tomos de Los Vedas traducidos del hinduismo al inglés y del inglés al español, un gran error, porque mi esposa decía que era tierra de demonios, pero, que más demonio que regalarle sus prestaciones sociales a un predicador evangélico que desea ser presidente de Venezuela y sodomiza a sus seguidores para que entreguen sus pertenencias al altísimo, es que Venezuela vive drogada, bajo alucinaciones, desde predicadores, militares, bachaqueros, mercaderes, todos buscan subir por una sola cuerda para estafarnos, son reptilianos y llevan en sus hombros, una buena carga de pecados en sus cestos cernidos en la espalda.,

La ignorancia del venezolano sobre políticas públicas y sanitarias, no le permitió apertrecharse de lo que reflejamos hoy., el país está en manos de reptilianos, la destrucción del mismo, bajo una diversidad de visiones.

Mientras, el agua empezaba a escasear y ya eran pronunciadas las colas para adquirir veinte litros de agua. Una gran sequía avecinaba.

Estamos entre misterios y debemos abrir nuestra mente a ellos. Hay iniciados que tienen el don de curar enfermedades y ser chamanes. Estamos regresando a la prehistoria y reunirnos alrededor de la montaña sagrada que es La Amazonía. Tenemos que quitarnos el humo fétido del pecado. Muchos indígenas que vivían detrás de los arcos de la montaña desaparecieron porque el hombre había llegado.

Por los momentos, estamos pasando por dos grandes sustos, la pandemia y escasez de alimentos. Solo espero por los pronósticos para elevar vuelo de nuevo al planeta invisible, porque nadie allí desea ser responsables ante alguna motivación. Las arqueras, caminaron días en plena montaña para cazar mamíferos, carne fresca para la población interna del Castillo.