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Blog alternativo de actualidad política con temas de interés internacional

Mujeres, una pujante lucha por la economía salarial y  vida familiar

Fusión y Convivencias

En el mundo se escucha gritar a las mujeres, son dos generaciones que se enfrentan de una manera plausible para reflejar una realidad, su explotación al trabajo, lo laboral, contra la continua discriminación en el mundo de la ciencia, partidos y sindicatos. En todos los ámbitos de la vida, muchas asumen riesgos y deben negociar. ¿Cuántos, hemos contribuido a nuestro mundo al desastre? Las empresas vienen emprendiendo una brecha salarial, por las diferencias en los rasgos psicológicos y habilidades no cognitivas entre los sexos.

Sin duda, deben saber manejarse entre el machismo dominante, que demuestran que muchas veces hay que pisar cabezas para conseguir los objetivos. Esta parte machista se encuentra bien definida, porque el campo político no se limita a los partidos, sino también a los campos y posiciones que definen al ciudadano.

la presencia entusiasta de tantas jóvenes, estudiantes y trabajadoras, en las manifestaciones de todos los   días, parece augurarnos hacia lo mejor. La principal contribución a esa lucha tan necesaria como urgente será sin duda la de todas las mujeres. Ellas, son utilizadas por los partidos, Y Sólo cabe esperar que actúen en consecuencia. Porque de nada sirve protestar ruidosamente en las calles contra el machismo imperante si el día de las elecciones las que más se desgañitaron se quedan en casa, convencidas de que ningún partido las representa. Ellos sí tienen y saben a quién votar.

Pero es necesario y urgente un cambio decidido de nuestras prioridades y por supuesto también de mentalidad, eso que parece costarle tanto a la patronal, si queremos todavía salvar el planeta para las próximas generaciones. Todo un género, luchando por nuestra justicia social.

El voto en femenino, lo miman con avidez, y son millones. . El movimiento feminista no ha sido inmune a tales corrientes. En los EEUU se ha presentado con firme fiereza, desde sectores Demócratas y de la izquierda exquisita estadounidense, reclamando y defendiendo sus derechos; o todas contra Trump, a quien señalan como el epítome del machismo rancio, el tío se lo ha ganado a pulso. Ha sido una alarma sobre los chantajes y violaciones en la meca del cine, en la política, en el Ejército. El ‘MeToo’ llegó para quedarse. El pasado año, desde España, se escuchó el grito mundial de las voces féminas indignada

El mayor avance de las mujeres debe significar una mejor calidad de vida para todos juntos. No olviden esas regiones del islamismo, donde las mujeres son equiparadas a los animales de carga. No las escucho hablar de esas colegas oprimidas. Lo local debe ser global.

En esta revolución cibernética, toda bandera que ondea por las RRSS tiene un color particular.

Es evidente que es mejor nacer mujer en España, Europa o en EEUU, que ver la vida estilo Irán o Sudán. Allí, aún persiste la ‘brecha salarial’, la conciliación laboral con la familia, el acceso a cargos de alta dirección (aunque algunas hay) y la violencia machista, que toma índices alarmantes entre los más jóvenes, cuyos ataques de celos les hace levantar la mano con demasiada facilidad. Consignas tipo ‘Casado, yo te hubiera abortado’, son insultos demasiado gruesos, que dan la instantánea del fondo ideológico de este movimiento. Refleja a la peor España. Estos cuarenta años de democracia, ¿adónde se fueron? La igualdad pasa por la educación en casa y en la escuela; de tanto repetir esto, se ha vuelto inservible. Cuando la ignorancia toca poder la catástrofe es atómica.

En Latinoamérica, el machismo tiene una significación.

Y se impone el chantaje. Si no estás conmigo radicalmente, eres mi enemigo. Mal asunto ver la vida desde esa óptica desenfocada. Criminalizar a los hombres todos, como culpables del machismo, que aflora en el escándalo y vergüenza social del que asesina a su mujer, hay que matizarlo. En fin, para ser libres, iguales en verdad, hay que ser valientes también. Ellas para exigir y ellos para admitir que esa igualdad es, no solo justa, sino imprescindible.

Una mujer empleada por cuenta ajena vive con el miedo de quedarse embarazada y arriesgarse a perder su trabajo. Y parece absurdo y ridículo, pero sigue siendo una realidad que se traduce en preguntas incomodas en pleno proceso de selección para un jornal. Pero quizá ahí mismo ya resida un error importante y es que, por parte de los más catetos y cerriles, se persigue la idea que el feminismo y acabar con esta lacra es exclusiva de las mujeres. Y nada más lejos de la realidad pues, a día de hoy, el hecho de que, en una pareja, ella gane menos que él y por lo tanto su aportación sea menor por ser mujer ya resulta desde el inicio un robo para una familia en la que ella debe padecer esa discriminación que afecta al conjunto.

Ejemplos así, miles de millones que nos asaltan a diario y que resultan borrosos cuando alguien lo salpica a conciencia con estupideces de lenguaje inclusivo que nos hacen obviar lo realmente importante: El grave desagravio que padece la mujer a día de hoy por cuestión de género.

Y 2018, paradojas de la vida, ha coincidido la gran manifestación en defensa de los derechos de la mujer con el Vía Crucis oficial que anualmente celebra la Agrupación de Cofradías de cofradías religiosas. Y todo apuntaba a lío. Y lo ha habido. Y es que, con la llegada de la Cuaresma, se sucederán nuevamente esas estampas extrañas en las que, desde las Cofradías, se otorgan a las mujeres permisos temporales para llevar en sus hombros los tronos de cascarilla para saciar su supuesta sed de varal mientras no se les permite jugar en primera división. Tema complejo que en muchos de los casos ya se ha solucionado con la total normalidad que aporta el sentido común pero que, en este caso, nos sigue regalando estampas difíciles de entender.

 

 

 Millones de mujeres de todo el mundo salen a la calle y alzan la voz para visibilizar la lucha por la igualdad en la que están involucradas desde hace décadas. Aunque los logros se van consolidando, lo hacen más lentamente de lo esperado, y las situaciones de desigualdad de género persisten, especialmente en los ámbitos empresarial y laboral. Porque se encuentran viviendo cambios descriptivos, como el asociado a la revolución tecnológica y digital, y se corre el riesgo de que las mujeres se queden atrás. Pero, no lo harán, luchan por sí misma para recuperar su historia.

La igualdad de género está presente en el debate público y en la acción política. El Gobierno del que forman parte se ha autodefinido como feminista, y han impulsado políticas públicas para luchar contra la brecha salarial y la desigualdad en todos los ámbitos, especialmente en aquellos sectores donde están infrarrepresentadas, como es, por ejemplo, el comercio.

Quiero centrarme en este aspecto, el papel de la mujer en el comercio internacional, escasamente abordado en los medios de comunicación. Ninguna política es neutral respecto al género y, desde luego, tampoco lo es la comercial. La liberalización del comercio suele afectar más negativamente a sectores ocupados tradicionalmente por las mujeres, que además se enfrentan a mayores retos por las dificultades para acceder en igualdad de condiciones a las fuentes de financiación o a la tecnología

. Se calcula que, en países desarrollados, la participación de la mujer en el comercio es de aproximadamente un tercio. Según datos de la OMC, la propiedad del 40% de las pymes a nivel mundial está en manos de mujeres, pero solo el 15% de las pymes exportadoras son propiedad de mujeres. Es evidente que la desigualdad impacta en el comportamiento del comercio y la inversión.

Entre los hitos recientes a nivel internacional quiero destacar la Declaración de Buenos Aires de diciembre de 2017, que España suscribió junto a ciento diecisiete países. Por primera vez los asistentes a una Conferencia de la OMC se unían para reclamar mayor integración de la mujer en el comercio y se comprometían a fomentar el emprendimiento femenino, a facilitar acceso a la financiación y a la participación en los mercados de contratación pública, a incluir a las PYMES dirigidas por mujeres en las cadenas de valor y, en suma, a la igualdad de oportunidades para las mujeres empresarias.

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