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Blog alternativo de actualidad política con temas de interés internacional

Los escuderos de la presidencia y marcadores de puestos en políticas públicas.

Aventis

Los escuderos de la presidencia y marcadores de puestos en políticas públicas.

América Latina está siendo muy maltratada y los escenarios se convierten en violentos por acción del campo político y, es terrible que tanto los campos agrícolas, como ciudades de cualquier país del Sur se haya transformado en un nivel de agresión permanente en las más terribles y diversas modalidades.

Lo más atroz es que, los presidentes se prestan para el juego, deteriorando la democracia y, en vez de llamar a un oasis de paz, crean los modelos para construir un estamento que dañe el cuerpo físico y emocional de los ciudadanos, caso típico, el de Venezuela y Colombia, donde uno se cree turco u oriental y el segundo, norteamericano. Pero, más allá se encuentra el control de las conductas y de las riquezas de cada región.

No se trata de responsabilizar a nadie, ni de abrogar culpabilidades que en nada contribuyen a la solución del problema. No es un asunto de políticas públicas estratégicas y educativas (creo que en el marco del desarrollo de competencias ciudadanas ellas son acertadas), no es tampoco un hecho que corresponda de manera directa a las autoridades (¿cómo puede un Secretario de Educación o incluso un rector responder por la conducta de los miles y miles que habitan las aulas de todos los establecimientos? Es imposible), tampoco corresponde a los militares, quienes seguramente hacen su mejor esfuerzo por inculcar en sus discípulos valores imprescindibles como respeto, tolerancia, comprensión y aceptación entre otros valores.

Lo que ameritan hechos como estos no es en modo alguno hacer señalamientos, que resultan improcedentes e inútiles, creo que lo que urge, es una reflexión ciudadana, porque culpables somos todos, la sociedad completa. La indiferencia colectiva, la falta de amor que nos afecta (¿o quién puede afirmar que ama lo suficiente, que lo que hace en beneficio de su prójimo basta?), el rompimiento de la institución familiar en el cual cada uno tiene que ver, la ausencia de padres y madres (física o espiritual, de la cual no se salva ninguna clase social. Los más pobres porque están buscando como subsistir y los más ricos, porque sus “negocios” les copan todo el tiempo… En fin. Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra. Es un dicho popular que, estamos acostumbrados de escuchar. Siempre hago mi cola en la agencia bancaria o mercado, no me gusta estar marcando puestos, esto constituye un delito hacia  el bien ciudadano y, por desconocimiento de nuestra identidad originaria y cometemos, a menudo tal falta por efectos de una transculturización deprimente, porque nuestros directores institucionales y la presidencia de la república, no supieron seleccionar al personal indicado y amante de su profesión, todos a la vez, prefieren colearse.

 

 


Todos tenemos que ver y definitivamente no es un hecho aislado. Hay violencia en prácticas deportivas, en encuentros lúdicos, en los patios de recreo, en los salones.Violencia que se expresa en palabras bruscas, en ademanes poco cordiales y a veces en gritos y golpes. Violencia que no es otra cosa que el reflejo triste de la falta de afecto y la ausencia de un buen ejemplo, del maltrato, de las tantas omisiones, de una guerra interna que consume a niños, adolescentes y jóvenes en dimensiones que asustan.

¿Qué vamos a hacer para que esta locura colectiva frene? ¿Cómo vamos a construir una convivencia auténtica y duradera? ¿Cómo vamos a lograr que dejemos de hacernos daño y empecemos a amarnos más? Sabiamente lo dijo Gandhi: “No hay camino para la paz, la paz es el camino”.

Anteriormente, en otros tiempos. Ser presidente y gobernar era una responsabilidad confiada a las personas más destacadas de cada comunidad o partido político. Si bien, en muchos casos, siguen siendo llamados a esta tarea los más íntegros y respetados, la realidad de lo que representa gobernar ha cambiado mucho por diversas razones.

La labor de gobernar a los pueblos y conducirlos por los caminos del desarrollo fue en algún tiempo honorífica y grata. Quienes ejercían la tarea eran respaldados por sus pueblos, admirados, respetados e incluso puestos como referentes de virtud. Una vez terminado el periodo en sus respectivos cargos, eran convocados para brindar conceptos sobre diversos temas aprovechando su experiencia.

Es lamentable como denigran de José Luis Rodríguez Zapatero, Barak Hussein Obama y Nicolás Maduro Moros. He llegado a una conclusión, luego de releer algunos artículos periodísticos, informes y el mismo internet.  No supieron aplicar la ley en sus propios territorios y los Venezuela hemos tenido la mala suerte de ser gobernados desde las alcaldías por extranjeros y, hemos tenido dos presidentes Colombo- venezolanos.

La situación no es fácil, y si a esto se suma que el pueblo suele ser fuerte con las críticas a sus líderes políticos, queda planteada una diversidad de preguntas. Pero, la más contrariada de todas, es porque los políticos están interesados en albergar en sus territorios a terroristas árabes yihadistas, islamitas, Alqaeda y talibanes. Somos herederos de una historia y, esto se debe respetar y, sobre todo, sembradores del porvenir.

La historia brinda respuestas importantes, por eso es trascendental que se siga indagando sobre nuestros orígenes y el devenir de nuestra tradición, para comprendernos mejor y explicarnos a nosotros mismos. Se ha discutido mucho sobre esto, no hay unanimidad sobre nuestro gentilicio. Sin embargo, más allá de si se encuentra o no sustento para utilizar una palabra u otra, lo fundamental de la identidad es lo que vive en el imaginario colectivo y en la esencia espiritual de nosotros: Lamentablemente a veces en Venezuela, se nos extravía la identidad, dicen que por ser hijos de la cultura cafetera y del cacao, somos individualistas, hecho que se explica en que los recolectores realizaban su labor de manera independiente, sin haber aprendido a trabajar de manera colectiva. Esto no tiene porqué convertirse en una condena.

 Pero, nuestro cacao se lo llevan para Europa, y lo traen procesado más costoso y, el café a Colombia y embolsado en torrefaceras del vecino país. Claro que podemos estar juntos, ponernos de acuerdo, superar los dolores de antaño y ayudarnos unos a otros para definirnos, encontrarnos y con una identidad clara, compartida, grabada en lo profundo de la esencia de cada cual, disponernos a construir lo que queremos lograr.

No somos extranjeros,  Es la Venezuela nuestra, la lagrimea cada instante porque exige justicia y lealtad, estamos siendo esclavizados de nuevo y ya no tenemos contratación colectiva, los fundamentalistas del mercado, nos aumentan el precio y guardan silencio, necesitamos una voz protagónica que nos lleve a un verdadero proceso de libertad y patria socialista, es necesario un giro político, Brasil acaba de levantar su voz, los países del Sur están oprimidos por la violencia entre hermanos, necesitamos armonizar y estar vigilantes por la paz.

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